«Soy
Maya Vidal, diecinueve años, sexo femenino, soltera, sin un
enamorado, por falta de oportunidades y no por quisquillosa, nacida
en Berkeley, California, pasaporte estadounidense, temporalmente
refugiada en una isla al sur del mundo. Me pusieron Maya porque a mi
Nini le atrae la India y a mis padres no se les ocurrió otro nombre,
aunque tuvieron nueve meses para pensarlo. En hindi, maya significa
“hechizo, ilusión, sueño”, nada que ver con mi carácter. Atila
me calzaría mejor, porque donde pongo el pie no sale más pasto. Mi
historia comienza en Chile con mi abuela, mi Nini, mucho antes de que
yo naciera, porque si ella no hubiera emigrado, no se habría
enamorado de mi Popo ni se habría instalado en California, mi padre
no habría conocido a mi madre y yo no sería yo, sino una joven
chilena muy diferente.»